martes, 14 de agosto de 2007

El Oso y la Audición.

El lunes el peor día de la semana y lo comenzaba con un percance. Olvide poner mi despertador y me quede profundamente dormido, mi madre dio la voz de alerta y al ver que estaba a escasa una hora de entrar al trabajo solo me enjuague la cara, me alise los cabellos y desayune un vaso de leche para salir de mi casa como alma que lleva el diablo. Cuando suceden este tipo de cosas pareciese como si todo se hubiera puesto en contra de uno, un complot diría otro, pero el tráfico puso su granito de arena para hacerme la mañana. Y todo esto tenia que suceder precisamente hoy, que tenía que salir en punto de la hora de salida para dirigirme a hacer mi audición en la escuela de música. Llegue casi con diez minutos de retraso y venia ya preparado para lo que sería una reprimenda única por parte de mi jefe el cual se encontraría un poco mas nervioso de lo habitual debido al inicio del ciclo escolar. Pero para mi buena fortuna no sucedió así y llegue sin mayor pena ni gloria, la jornada transcurrió rápida, como suele suceder cuando hay trabajo que hacer y debido a mi retraso no pude salir a las tres en punto como tenía planeado. Le había pedido a uno de mis compañeros que al salir me diera un aventón en su nave a San Ángel asegurando el llegar con anticipación a mi cita, pero debido a que tenía otras cosas que hacer ya no fue posible.

Decidí tomar un taxi ya que como traía el bajo conmigo no quería ir pasando molestias ni haciendo malabares a bordo de una micro kamikaze. Vi venir mi transporte y le hice la parada, subí en el y cuál sería mi sorpresa de ver que el conductor de la unidad no era otro mas que el mismísimo Oso, uno de aquellos celebres adictos al FZ10 y otras sustancias que gustaba de lo ajeno y que perteneció a aquella elite que en mis años mozos me causaban bastante temor. La unidad lucia un poco descuidada con algunos pedazos de franela llenos de aceite, herramienta y una estampa de la virgen visiblemente maltratada. El Oso venia con playera de algodón negra, pantalón de mezclilla y sus huaraches. Empezamos el viaje y ya adelante un caos debido a un boquete que trabajadores de la delegación estaban trabajando, probablemente se tratase de alguna cuestión con el drenaje y los agentes de transito observaban la escena sin poner orden. – Pinches Perros, míralos, solo están en espera de alguien a quien puedan echarle el diente – dijo el Oso lo cuál provoco en mi una leve sonrisa. Antes de pasar por Mixcoac le dije que yo lo conocía, que aunque no sabía su nombre lo ubicaba por el tiempo que anduvo rolando en la unidad junto con el Conejo, El Ruso, El Pana, El Marcy, El Ladilla, El Popes, El Donald, la banda pesada de cuando estaba mas chavo. Se sorprendió mucho y lo primero que me pregunto fue el que pensé cuando vi que el era el chofer: De seguro pensaste ya valió madre...ja, ja, ja – Le dije que no y fue entonces que repare una cicatriz donde nace la nariz entre ambas cejas. El resto del camino fue platicándome de los años que llevaba sin meterse nada y sin robar, de su visita el día anterior a la calle donde vivía –Jouvenet– y de las personas de la unidad que lo habían abordado. Al parecer y por lo que me contó, entendí que el pertenece a uno de esos grupos de ayuda y me dijo que en la vida solo hay dos caminos: el fácil y el difícil. Obviamente el difícil cuesta mas trabajo pero el fácil tarde o temprano nos cobra la cuota y es ahí donde ya no se nos hace tan placentero. 30 varos me costo la dejada y la charla, me dijo me portara bien y me deseo suerte para la audición.

Llegue a la escuela ubicada en calle De la Paz a un costado del monumento a Álvaro Obregón, pensé que habría mas gente pero a lo mucho seríamos diez los que estábamos ahí reunidos. Al fondo del plantel se había instalado un pequeño escenario elevado en donde supuse habríamos de pasar los aspirantes a hacer nuestra prueba. Poco a poco fueron llegando los miembros encargados de hacer la audición, entre ellos Guillermo Briseño y parte de la plantilla docente que integran la escuela. El requisito era sacar dos rolas para ejecutarlas, ya fuera solista o con grupo, en un principio pensé en la posibilidad de que los Blancas vinieran pero dado a la distancia en donde ahora se encuentran y sus actividades pues aquello resultaba imposible. La Grange de ZzTop y Antes de que nos olviden de los Caifanes serian las dos piezas que tocaria al llegar mi turno. La sesión constaba en la ejecución de las rolas y contestar una serie de preguntas por parte de los maestros que iban desde cosas como: ¿Soltero o Casado?, ¿Tienes algún Hobbie?, ¿Tocas algún otro instrumento ?, ¿ A que te dedicas actualmente ?, etc. Y algunas mas con cuestiones musicales como: ¿ Puedes tocar una escala de do mayor ?, ¿ Cuál es la diferencia entre una escala mayor y una menor ?, ¿ Sabes leer música ?, etc.
La mayoría de los que estaban ahí eran chavos, supongo que yo habré sido el más ruco y algo que pude ver es que muchos de ellos sacan las rolas por tablatura lo cual no significa que sea malo, a mi me han servido, pero algo en lo que hizo énfasis don Memo Briseño es que es importante saber lo que uno esta tocando y que muchos de los audicionados ayer lo desconocían. A mi ayudo el hecho de haber estado un semestre en la G Martell y mis clases particulares con mi maestro Miguel Ángel Mora, además de que he continuado tocando y estudiando música por mi cuenta.

Aunque los nervios estuvieron presentes siento que mi audición fue buena y ahora a esperar los resultados que habrán de llegarme vía e-mail. Eran casi las seis, tenía hambre y ya lo único que quería en ese momento era llegar a mi casa, comer, darme un baño y descansar de este lunes que había empezado digamos mal pero que conforme avanzo se fue componiendo.

viernes, 10 de agosto de 2007

Otro día mas.

El estruendo del despertador ahuyenta mis sueños y da aviso del inicio de un nuevo día, me incorporo en la oscuridad matutina, aparto el forro de sabanas y cobijas que me envuelve.

El piso frío me da los buenos días y enciendo la blanca luz fría del comedor, a lo lejos escucho un radio de alguien que madrugo antes que yo, enciendo el calentador y el movimiento es pausado, lento.

El agua empieza a caer y las primeras gotas se sumergen en mis cabellos, una sensación cálida recorre mi cuerpo y los residuos del sueño me dicen adios.

Por la mente no pasa nada, solo la idea de no llegar tarde otra vez donde mi jefe parece estar siempre nervioso. El agua se enfría mas rápido que en lo que demora en volverse a calentar.

Me visto y arreglo a una velocidad inusual, a esta hora de la mañana el hambre esta ausente. Solo una fruta y un lácteo sirven para empezar.

El tiempo avanza y se acerca la hora de partir, ni un minuto mas ni un minuto menos porque en ello radica la diferencia de ser puntual.

La unidad luce vacía y en completo silencio, así debería permanecer durante el día y en algunas noches pero eso es una utopía.

Algunos perros vagan y hurgan entre la basura que decora la entrada del 111 mientras algunas señoras visiblemente desarregladas regresan de traer la leche.

Observo la hora, vamos a buen tiempo y me coloco los audífonos donde la música de los Planetas hace mas llevadera la travesía del hogar a la rutina nuestra de cada día. El sol empieza a despuntar.

El camino es el mismo bajo el Distribuidor Vial y dos son las Guadalupes que me encuentro al andar. Una Santa Muerte seguia pero ahora solo una mancha blanca hay en su lugar.

A lo lejos la veo venir y pareciese que sonrie al verme, es raro, casi siempre es seria y pienso si será acaso hoy el gran día. Las mariposas empiezan a aletear.

La voz se pierde, el temor surge y me detiene. Ella pasa de largo y la veo perderse a lo lejos mientras sigo mi curso a través del puente.

Otro día mas que he dejado pasar...

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